sábado, 30 de octubre de 2010

Félix Rodríguez de la Fuente

A Rodríguez de la Fuente
yo lo amé con gran cariño,
pues era un hombre valiente
y también muy atrevido.

A él le gustaba observar
a todos los animales protegidos,
y también a las rapaces
en sus propios nidos.

A los lobos, tan hambrientos,
que éste bien vigilaba
para darles alimento
   (y también para tenerlos contentos).

A las aves en cuestión
al gavilán palomero
a la grulla, al cernícalo y al cuervo.

También se puso a observar
a la cigüeña, al águila real,
y al mochuelo.

De todos estos animales
que él iba descubriendo
poco a poco en sus cacerías
guardaba siempre algún secreto.

Se me pasaba por alto
haberme ido sin mencionar
al quebrantahuesos, a la jineta,
al ruiseñor y al jilguero.

La urraca, que también acudía
a comer de los despojos
de los carroñeros.

Y sin más preámbulos me despido
de ustedes, sonriendo para todos.

1 comentario:

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