sábado, 23 de octubre de 2010

La luna

Cuando sale la luna
a la alborada
allí la espero atenta con mi mirada,
y en mi ventana
allí me quedo ausente para observarla.

Yo, enamorada sólo por verla
me quedo atenta y emocionada
y ella, agradecida,
me refleja sus rayos con alegría.

Así es la vida,
que hasta los rayos lunares
tienen hoy vida.

Vida muy larga y muy serena
que con su recorrido
hacen carrera.

Carrera larga y silenciosa
que por su recorrido,
siempre anda sola.

Sola de día, sola de noche,
pues ella no sube nunca en ningún coche.

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