Una niña se peinaba
Abajo en un arroyuelo
sus rizos eran de oro
su cara de terciopelo
y sus ojos le brillaban
como si fuesen luceros.
Su figura bien formada,
y cabeza con talento
en lo alto de la loma,
le esperaba un buen secreto
allí se encontraba un joven,
que a la niña vio de lejos.
Y se fue aproximando
poco a poco, muy modesto,
así le dijo a la niña,
con un poco de recelo.
¿Tienes novio? -fue directo-,
la niña le contestó,
con mucho tacto y acierto,
no, no tengo, ¿que me has querido decir?
¿Qué piensan tus sentimientos?
Que he visto a la amada mía
en tu persona y tu cuerpo
no quiero jamás perderte
aunque se hunda el firmamento.
Así con ésta palabras
sellaron sus sentimientos
y se fueron acercando
los dos se dieron un beso
y se quedaron muy juntos
al lado del riachuelo.
Abajo en un arroyuelo
sus rizos eran de oro
su cara de terciopelo
y sus ojos le brillaban
como si fuesen luceros.
Su figura bien formada,
y cabeza con talento
en lo alto de la loma,
le esperaba un buen secreto
allí se encontraba un joven,
que a la niña vio de lejos.
Y se fue aproximando
poco a poco, muy modesto,
así le dijo a la niña,
con un poco de recelo.
¿Tienes novio? -fue directo-,
la niña le contestó,
con mucho tacto y acierto,
no, no tengo, ¿que me has querido decir?
¿Qué piensan tus sentimientos?
Que he visto a la amada mía
en tu persona y tu cuerpo
no quiero jamás perderte
aunque se hunda el firmamento.
Así con ésta palabras
sellaron sus sentimientos
y se fueron acercando
los dos se dieron un beso
y se quedaron muy juntos
al lado del riachuelo.
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